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Esta noche es la Nochebuena, mañana será la Navidad

navidad con calorMis Navidades infantiles estuvieron muy ligadas a la las tradiciones europeas como pasa en muchas partes de América. Aunque no fue la única, la cultura navideña alemana obtuvo el protagónico, pero de manera un poco desopilante.

Anécdota desopilante I

A principios de diciembre, como marca la tradición alemana, al jardín de infantes venía a vernos San Nikolaus, pero claro, no venía solo: Knecht Ruprecht lo acompañaba.

nikolausruprechtRuprecht era el encargado de preguntar a los niños si se habían portado bien durante el año como para que Santa Claus los recompensara. Si no era así, Ruprecht los azotaba.

Cabe agregar que este simpático señor había sido utilizado como amenaza por las maestras durante los últimos 30 días por lo que el día señalado, nuestro estrés de niños de 4 años, las obligaba a tener que calmarnos y decirnos que éramos buenos chicos antes de que Ruprecht se nos acercara.

Y todo para qué? Para que San Nikolaus nos diera una manzana y unas nueces doradas. Sí, estéticamente hermoso, un cuadro fenomenal. Pero resulta que las manzanas son frutas de invierno, la merienda fija entre junio y agosto; en diciembre ya hay frutillas, duraznos, cerezas… Y sobre las nueces qué decir, les quedaba bien el dorado, era una tensión el si comerlas o no, pero a los 4 años no ponés adornos en un estante.

Anécdota desopilante II

Mis padres se divorciaron cuando yo era pequeña y, como mi familia de lado paterno era más grande y de festejo multitudinario en Nochebuena, se resolvió que las niñas pasaríamos los 24 por la noche en casa de mi abuela paterna para luego levantarnos temprano el 25 y que nos lleven a la otra punta para almorzar con la familia materna. Si el trastorno logístico les parece importante, esperen a enterarse de que la que no podía soportar la idea de que no pasásemos la Nochebuena con ella era la Oma Margot y, aunque la veríamos en el almuerzo del 25, nos hacía ir a comer el 24 al medio día a su casa para hacer todo el ceremonial como si fuera de noche. Kaum noch Gesang unterm ChristbaumEste ritual, además de las comidas especiales, el Lebkuchen y el Stollen; incluía ficción nocturna, esto es: se bajaban las persianas, se prendían las luces del arbolito y se cantaba Stille Nacht y O Tannenbaum con flauta y todo. Imposible era negarse, los regalos no venían hasta después de todo eso (a pesar del convenio especial que tenía la Oma con San Nicolás para que pase por Olivos al medio día en vez de a media noche).

Quizás deba aclarar al lector incauto que la temperatura exterior difícilmente bajaba de los 32 grados, muchas veces muchos más. La misma temperatura nos acompañaba a mi hermana Alejandra y a mí de Olivos hasta Floresta, en la otra punta de la ciudad, a lo de mi abuela paterna. En lo de la abuela Chita, la comida era más del estilo de la ciudad.

La comida festiva de mamáAclaración: el concepto de comida navideña porteña se podría enmarcar en diversos alimentos fríos con mayonesa y los ejemplos más comunes son la Mayonesa de Ave, la Mayonesa de Atún, el Vitel Toné, los huevos rellenos, la ensalada Waldorf, la ensalada Rusa y los Piononos varios.

Aquí, las primorosas manos de mi abuela y de su hermana, la Tía Belcha, se encargaban de cortar los turrones antes de que comience la cena. Para cuando era la hora de brindar y comerlos ya se habían vuelto a unir los trocitos y a adoptar la forma del plato como producto del calor. Por suerte, el postre siempre era ensalada de frutas con helado, lo cual nos refrescaba como para ponernos a partir nueces, avellanas y almendras y comer Pan Dulce.

Al día siguiente ya partíamos hacia la casa del Tigre, allí por suerte una mezcla de las comidas testeadas los días anteriores más algún lechón o cordero nos estaría esperando, pero con la ventaja de poder correr cada cinco minutos a darnos un chapuzón en el Río Caraguatá.

Moraleja: es muy difícil festejar los solsticios de invierno en verano, pero es muy lindo festejar y no hay que dejar de hacerlo con amigos, con parientes, con la familia de él o con la de ella, con la familia de la vida o con quien nos encontremos ese día, y brindar por todos los demás.

Carolina Ruggero, socióloga y experta en políticas públicas

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