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Gente o paisaje

Mapa del FuerteNo conozco muchos modelos urbanos. Crecí en una típica cuadrícula y luego, ya de grande, conocí las ciudades medievales, sus calles concéntricas y las murallas.

Hace unos meses, visitando el Museo Arqueológico en Oviedo, miraba las maquetas de los castros con sus murallas y me preguntaba de qué se defendían. Se defendían de los otros castros pero, más allá de que eran gentes de costumbres muy violentas, se defendían de la escasez. Castro

Lo que en cada momento se considera escaso da forma a los sitios que elegimos para vivir: desde los puertos a las ventanas, desde los jardines y parques públicos a los sótanos, desde las calles anchas a un mercado o un galpón de acopio.

El aire, la luz, las vistas, el aislamiento, el hacinamiento, los puentes, las cloacas, las tierras comunales, las escuelas o los talleres, son parte de nuestro estilo de vida, el deseado o el impuesto.

Las ciudades muchas veces tienen límites tanto históricos como naturales, otras veces se pueden expandir hasta donde lo permita el horizonte.

La especulación, el estado, las condiciones climáticas, los poderes fácticos, las comunidades reales… todos dan paso a la conformación de la ciudad y a las percepciones inmediatas que tenemos de ellas.

Pero qué pasa cuando, aparentemente contracorriente, hay comunidades reales o imaginadas que intentan ubicar su estilo de vida en consonancia con el lugar que habitan?
Ciudad utópica

El status

countryCountry clubs, clubes de campo, urbanizaciones, barrios cerrados… son todas formas de organización del territorio de manera tal de que los espacios públicos sean propiedad de los propietarios de las viviendas o de las sociedades que los administran. Sin embargo, su objetivo mayor es el de aportar cierto estatus social a sus vecinos, proveyéndoles de cuestiones que consideran escasas: comunidad de vecinos homogénea socialmente, aire libre, seguridad, aislamiento. Distinción.

Barrio cerradoEn algunas ciudades la valoración de la urbanización cerrada llegó a significar tantas cosas que hasta existen algunas que tienen la calidad urbana y edilicia de un barrio popular del extrarradio. Seguramente sus habitantes buscan diferenciarse de sus vecinos que viven de manera similar pero sin un cerco y una barrera en la puerta, quizás para sentirse un poco más próximos a quienes, en la misma zona, construyeron barrios con casas de película, campos de golf y piscinas; barrios en los que se retrata la necesidad de vivir una vida de fin de semana todos los días del año.

Estos barrios crecieron a partir de un discurso de búsqueda de mayor seguridad (en las diferentes acepciones que permite el término), verde, tranquilidad, disfrute y vida sana, sobre todo para los niños. Una especie de vuelta al origen, a aquello que la ciudad no nos permite.

Acaso no es un discurso similar al de las ecoaldeas?

ecoaldeaAcaso quienes deciden ir a vivir a una ecoaldea no declaran también una vuelta al origen que culpa a la ciudad como enajenadora de valores? No buscan también distinción?

Sobre todo hablo de aquellas, la mayoría, que tienen prácticamente el mismo modelo de negocio inmobiliario, aunque cambien piscinas por huertos comunes.

Gente o paisaje

plano-nordelta1Desde los barrios privados más lujosos, exclusivos u originales hasta las experiencias más agrestes, pareciera buscarse un paisaje, un escenario que coincida con una fantasía. Tus vecinos tendrán en común esa fantasía.

Como una viuda de los jueves, buscarás coincidencias con aquellos que desearon el mismo escenario para sus vidas, no importa si era una cancha de golf o un huerto común, ese es el punto de contacto. No hay proyecto común, ni objetivos compartidos, sólo necesidad de distinción.

Un proyecto de vida diferente que no incluye la variable «¿con quién lo llevaré adelante y cómo?» es solo la búsqueda de un paisaje. Dejar la ciudad, con lo aleatorio de sus espacios comunes y sus vecinos, para la construcción de una ficción con gente a la que decides tratar como iguales por su gusto similar respecto de las piscinas o el ladrillo a la vista, es menos que una experiencia turistificada, muy distinto de proyectos entre personas que buscan generar realidades alternativas. Mundos posibles.

Carolina Ruggero, socióloga y experta en políticas públicas

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