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Ruralidad inteligente

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Este es un post sobre la vuelta a lo rural. Y esta vez hablo de la ruralidad de verdad, no de volver a lo natural o a los orígenes, ni a cómo vemos este discurso y qué significado real creemos que esconde.

Hablo de cómo vivir en el campo o en un pueblo predominantemente rural. De qué características deberían encontrarse para que esta vida sea apetecible desde el punto de vista de nuestras necesidades, no nos mantenga aislados y tenga visión de futuro. Las respuestas son mayoritariamente tecnológicas y en dos aspectos diferentes: el que hace a la producción agropecuaria y el que hace al modo de vida en entornos rurales.

Desde sensores de humedad para suelos y semillas hasta la automatización de regadíos; desde controladores de temperaturas hasta la medición de acidez del suelo o control de plagas, todo seguido por el productor desde su dispositivo móvil; desde cosechadoras que no permiten el más mínimo desperdicio hasta drones que controlan al ganado; desde la evolución de los sistemas de generación de energía eólica y solar, hasta las posibilidades que brinda la modificación genética de semillas y embriones de ganado. La evolución tecnológica para finalidades agrícolas y ganaderas es tan inmensa como sorprendente. Por eso mismo, aquí también existe un enorme entramado de capturas de rentas, monopolios, patentes, subvenciones encubiertas y startups mimadas en las rondas de capitalización.

drone ruralEn cuanto al modo de vida, por supuesto se ve influido por la evolución en las tecnologías aplicadas a la producción, porque en la mayoría de los casos vivir en un determinado lugar se asocia a lo que haces para vivir. Las necesidades logísticas familiares y comunitarias que puedas tener podrían englobarse en lo que se denominan «Zonas Rurales Inteligentes», concepto que nos habla de las tecnologías que intentan conectar servicios de zonas despobladas, para economizar esfuerzos.

El campo inteligente

Ejemplos de esto podrían ser servicios de transporte que se vinculen con sistemas de paquetería, formas de organización flexible del transporte para que se ajuste a necesidades reales de los habitantes, posibilidades de combinar comercios de distintos tipo para aprovechar mejor un mercado agregado o sistemas cooperativos de acceso a internet y electricidad. Se trata ni más ni menos de aprovechar las infraestructuras existentes, teniendo en cuenta las características de las conexiones en los distintos entornos, vincularlas con dispositivos móviles de una manera inteligente.

Ahora bien, si en las ciudades se ven las deficiencias de los sistemas estandarizados creados por las empresas de siempre, ante una menor escala los efectos serían mucho peores.

Campo-y-webSi en las grandes ciudades las soluciones desarrolladas por pequeñas empresas la mayoría de las veces se vieron truncadas ante la llegada de los proyectos de «smart city» llave en mano, en los entornos rurales la necesidad de defender dichos desarrollos es prioritaria. Sólo software centrado en los usuarios, en las características del territorio, las costumbres locales y que respete las características distribuidas de las distintas localidades, podrá satisfacer lo que esperamos de un entorno rural moderno donde apetezca producir y vivir.

Es decir, si las tecnologías actuales ya nos permiten desarrollan negocios a [[crisis de las escalas|escalas óptimas menores de producción]], conservando o aumentando el alcance a un mercado global, su correlato en la forma de vida en entornos rurales también tiene que permitirnos una organización social que posibilite el generar nuevas propuestas de hospitalidad, comercialización, comunicación, transporte, restauración y todo lo que se nos ocurra, a partir de una estructura distribuida que garantice la identidad de los distintos pueblos y comunidades pero que a la vez integre necesidades y ofertas a los efectos de compartir recursos y potencie las posibilidades existentes aumentando la diversidad de experiencias y mejorando la calidad de vida, para que cada quien pueda vivir en el lugar donde se sienta más a gusto.

Carolina Ruggero, socióloga y experta en políticas públicas

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