maxiposts

Mi adorada media res

Coca Sarli_CarneCreo que cualquiera tiene derecho a comer lo que le haga bien. A mí, personalmente me gusta que la comida me haga bien impactando en todos mis sentidos y se traduzca en una sensación de bienestar.

Comer o no animales es una decisión personal y existen muchas variantes con respecto a la postura de no hacerlo. Algunas, aunque no las comparta, entrañan actitudes en relación a distintas cuestiones: la salud, el mercado, la mercantilización de seres vivos o el maltrato animal. Otras, sencillamente son traducciones de conflictos con la comensalidad, que encontrarían mejor lugar en la terapia.

Lo repito, es mi postura y por eso puedo compartir mesa con cualquier persona, sin importarme sus creencias en materia alimentaria. Porque en realidad, lo que de verdad me molesta es el autoritarismo: la cara de asco de alguien frente a lo que te estás por comer y que encuentra a su mayor exponente en el evangelizador vegano.

No se si está relacionado con esto o no, pero noto que la «sensibilidad» frente a la muerte animal se está pasando de la raya.

Recuerdo que la primera vez que comí pavo, como donde me crié no era una comida de todos los días, me contaron que era el animal con el que había estado jugando hace dos días. Si, me dio impresión durante un rato y seguí comiendo. Supongo que me habrán dicho que era como con las vacas y los pollos, con los cuales me alimentaba cotidianamente.

Por eso fue mi sorpresa, cuando hace unas semanas una amiga, que había descubierto una rata en la casa a la que se acababa de mudar con un bebé recién nacido, le explica a su otro hijo de 3 años que había que «ayudar al ratoncito a volver a la casa», en vez de contarle que se encontraban a la caza desesperada de una rata a la que se le deseaba la muerte por el bien de toda la familia. Y todo a riesgo de que el niño se comiera el veneno por no entender de qué se trataba.

Cristina_CarneNo entiendo cuándo empezó a ser conflictivo explicar que algunas personas comemos animales, matamos a otros para protegernos y alimentamos a otros porque o nos servimos de ellos o nos gustan de mascotas.

Por suerte en la parrilla de la casa de mi amiga se estaba haciendo un rico asado y la rata no fue invitada.

Carolina Ruggero, socióloga y experta en políticas públicas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.